Damián Felicia y Claudio Cevasco, ambos pertenecientes al grupo de Deportistas de Cristo, mantuvieron una charla por Instagram live donde el jugador de Estudiantes de Río Cuarto contó su experiencia.
Claudio Cevasco, de Estudiantes de Río Cuarto, participó de un charla con Damián Felicia, ex jugador de Talleres, Instituto y Sportivo Belgrano entre otros, donde ambos compartieron además de conceptos sobre fútbol sino también de algo que comparten: el grupo Deportistas de Cristo, jugadores que son creyentes de la palabra.
¿Cómo estás con tu presente, en la Primera Nacional y en un equipo protagonista en estos momentos?
Muy contento porque lo viví como una recompensa, en el campeonato se dio en lo grupal, en lo personal un poco más difícil porque hay buenos jugadores y es una categoría complicada.
Hiciste un gran sacrificio por esta acá
Lo vivo con alegría, como Dios quiere que lo hagamos con ese gozo, sin descuidar otras áreas de nuestra vida.
Claudio Cevasco contó su experiencia que lo acercó a Dios gracias a la invitación de Damián Felicia: “La tuve en Villa Ramallo, cuando jugaba en Defensores de Belgrano, cuando comenzaste a hacer las reuniones. Por ende funcioné mejor en lo deportivo y personal. Dios se me presenta con una paz para resolver los problemas, después de ahí fue todo ganancia porque me sirvió para bien”.
“Mis tiempos son perfectos”
Te tocó vivir momentos complicados, como la perdida de tu padres en el último tiempo.
Desde lo humano obviamente que produce un dolor, uno se aferra a Dios y tiene un consuelo. Una palabra que me aferre es que Dios es la resurección y la vida, el que cree en él vivirá, me agarré de ello y me trajo consuelo.
Además, el Gurí contó la experiencia que vivió tras el fallecimiento de su madre, cuando aún estaba en Sarmiento de Resistencia, ya que no pudo jugar por lesión el partido al regreso de la perdida y tuvo que esperar un tiempo para volver a las canchas, recién fue en la Copa Argentina ante Unión de Santa Fe: “Hice unos de los mejores partidos, me encuentro en el vestuario festejando y sentí una voz interna que me dijo “ves que mis tiempos son perfectos”. Esa fue una experiencia muy linda que tuve y entendí que los tiempos de Dios son perfectos, cuando no te toca jugar, entrenar y trabajar para ese momento”.
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